La práctica de ejercicio físico, el trabajo fuera del hogar y la actividad sexual regular ayudan a mantener un pH vaginal óptimo, según el primer estudio epidemiológico realizado en el Hospital Central de Asturias.
El pH (potencial de Hidrógeno) de los genitales de la mujer es la defensa que la vagina emplea ante las infecciones o invasiones de microorganismos externos. Es un parámetro que va cambiando; antes de la edad fértil es neutro, durante ésta es de 4,5 - 5, y en la menopausia asciende a 7. Por otra parte, hay momentos en los que suele oscilar: en la menstruación sube ligeramente y en el embarazo se vuelve más ácido (4 - 4,5) para aumentar la protección.
El nivel adecuado en cada periodo de la vida de la mujer está directamente relacionado con el bienestar, la satisfacción sexual y la ausencia de patologías.
Así mismo, el estudio demuestra que las alteraciones de pH son indicativas de diferentes problemas o infecciones vaginales, como por ejemplo la vaginitis.
El estudio concluye que una mujer con una mayor actividad física y laboral y una mayor satisfacción e interes sexual mantiene unos valores de pH más adecuados en cada momento de su vida, en concreto más ácidos, lo que la protege mejor de agentes externos e influye por lo tanto en su salud.
Los investigadores señalan una posible explicación sociológica que podría ser que la mujer con mayor actividad fuera del hogar y una vida sexual satisfactoria se preocupe más por su cuidado personal y su aspecto externo, y esto influye indirectamente en la acidificación de su pH vaginal.
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